Martes, 4 de diciembre de 2007
El triunfo es de todos, pero antes que nada de los jóvenes estudiantes venezolanos.
Cuando una lección se imparte con éxito desde el principio, los resultados siempre son positivos. Desde un primer momento al menos así lo percibí y lo manifesté a su tiempo en artículos anteriores, los jóvenes nos han dado una lección que debemos aceptar y aprender a interpretar el mensaje.
Desde que los jóvenes aparecieron siempre han marcado la pauta de una manera serena y humilde pero contundente, con transparencia, gran seguridad, entusiasmo y un discurso o mejor dicho con un mensaje, hermoso que nos conectó emocionalmente con una realidad que todos percibíamos y deseábamos, pero mensajes contrarios que atacaron la emoción del venezolano durante un largo tiempo hizo que una gran mayoría se desvaneciera, incluso se deprimiera y entrara en apatía al aceptar una visión de país incierta, incorrecta y no defendida.
Pero el gran gigante dormido despertó para mostrarnos la esencia de nuestro pueblo y abrirnos los ojos con mucha inteligencia, humildad y compromiso, para llamar nuestra atención y hacernos entender a quienes durante muchos años sembramos valores, que no perdimos el tiempo. Ellos quisieron mostrarnos el fruto que se mantenía pasmado quizás por falta de un agua clara y transparente que fortaleciera esa tierra fértil, que la sequía mantuvo estéril por tanto tiempo.
¡Mil gracias lo agradecemos, aceptamos y reconocemos.
A partir de este momento, no podemos aceptar el discurso que hasta ahora han querido imponer y que los jóvenes, muy inteligentemente, han sabido desmontar de forma sutil y clara; "no somos golpistas, ni oligarcas, ni imperialistas; no queremos muerte, guerra, diferencias ni exclusión" y esa posición debe seguir siendo contundente.
Basta ya de Carmona, golpes y fascistas, eso no es con nosotros los ciudadanos de a pie. Nosotros queremos la paz y felicidad y desde hace mucho tiempo venimos gritando a los cuatro vientos, que se equivocaron de sociedad, y que somos una comunidad fuerte, honesta que está convencida que tiene un país hermoso y envidiable por muchos.
Es hora de escuchar. Los sabios oyen el silencio y esta vez el pueblo no calló, alzó su voz junto a una juventud sabia con sueños y esperanzas que el silencio les enseñó a oír los gritos de auxilio, respondiendo ellos con las palabras contrarias a las que escucharon mientras crecían, palabras que en silencio sus padres susurraban para opacar el ruido externo, que tanto daño hacía a quien no tenía el maestro (a), el padre, madre, abuelo(a) hermano(a), vecino(a) o amigo(a) que lo orientara. ¡A esos mentores felicidades no se perdió el tiempo.
Es por esto que quiero hoy 3 de Diciembre de 2007, dirigirme a ustedes los Jóvenes. Sigan alzando sus manos blancas signos de pureza que nos enorgullecen y nos garantiza el futuro de nuestro país ¡VENEZUELA¡ ávido de seguridad, amor, riqueza , felicidad y pensamiento avanzado que nos coloque de nuevo en la cima de donde nunca debimos haber descendido. ¡No se detengan, sigan escalando que el cielo aún está arriba.
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